La técnica celiana

Lo primero que llama la atención de un cuadro de Celia Martínez , es su capacidad para crear volúmenes abruptos, con una técnica en la que el empaste del acrílico es tan ligero, que a veces se acerca visualmente a la acuarela.

La pasta fluye como un rio dando lugar a mezclas asombrosas de colores frios y cálidos, y a improvisadas geometrías surgidas del alma de Celia como surge la erosión de la piedra en la tierra que la vio nacer: Cuenca. Se abren ante nuestros ojos horizontes surrealistas, que parecen brotar con absoluta naturalidad.

Merece la pena, también, detenerse en su estudio de la luz. En todos los cuadros de esta pintora hay un pequeño amanecer azul, amarillo o rojo; un efecto de la luz que emerge, balanceando el paso de la obra de un lado a otro.

Una metáfora que me sugieren sus obras es “movimiento” : Parecen vivos, cambiantes y por lo tanto, irrepetibles como un paisajes. Celia, crea finos contornos a lo cuerpos que dibuja, aquello que su creatividad “averigua” porque no existe en la naturaleza.

Podríamos decir que en su obra hay un nivel comunicativo fundamental: El Expresionismo. Sus cuadros parecen estar buscando rincones inexplorados de la abstracción, pero de un arte abstracto nuevo, sincero y bien construido; y sobre todo, con una vocación incansable en la búsqueda de la belleza.

Afortunadamente, la técnica ya conocida como “celiana”, se desmarca de las corrientes pictóricas que han sido representativas en los años 90:”el primitivismo”, el “nuevo manierismo” o “el hiperrealismo”, tan ya en las salas de exposiciones. Esta pintora nos ofrece todo un cosmos de color, y una luz dirigida y puntual, que arroja optimismo a las nuevas corrientes que puedan emerger en este presente y recién estrenado siglo.

Vanessa Montfort. Periodista Directora de A.C.C.A.I ( Asociación Cultural para la Comunicación y el arte internacional.) Miembro de la asociación Madrileña de criticos de arte.