Entre la Luz y el agua

Desde no sabemos cuantos asombros y ensimismamientos, nos han calado vigorosamente los siguientes contrastes de Cuenca ; pero henos aquí … que - por obra y primor de Celia - nos veamos irremisiblemente (gozosamente diríamos) abocados a perpetuar estas aseveraciones (y no porque este árbol o aquella montaña estén con plasmación directa asistidos … más si plenamente sugeridos) ¿Qué más da?

Hoces,roquedades,delirios lumínicos , caprichos licuados tejen y destejen las esquinas del lienzo con ocres desenvueltos y añiles crecidos cenitalmente…

Lo importante - a nuestro entender - es es que no quedamos impasibles ante la seguridad del trazo, el escalofrió de las ondulaciones, el relámpago armónico que sabe y baja, asciende, juega y se arremansa ante nuestros ojos … y nos dejan … con el regusto de haber alcanzado el sosiego después de largo y fatigoso camino … como la bocanada de aire fresco en el momento álgido del estío.

La obra de Celia Martínez nos ofrece varias lecturas (que no tienen por qué coincidir con las nuestras).

Si - como anteriormente aducimos - no hubiéramos conocido ni amado antes a Cuenca … Celia nos hubiera proporcionado las claves transparentes para conseguirlo, la chispa, el equilibrio; además es como si la vida se estuviera - y está - renovándose con ansias de lucha, búsquedas de libertad … “equipaje de amor para la tierra” -que diria Rodrigo Rubio -, esa paz esencial de ser y compartir.

El pincel y el corazón, el espacio y el tiempo de azules, bermellones y magentas tienen una valerosa nada desdeñable : Celia Martínez.

Delfín Yuste.